En los últimos años, nuestra sociedad ha ido tomando conciencia de la necesidad de cuidar el medio ambiente en todos los ámbitos de actuación, pero más concretamente en la construcción y en la selección de materiales de obra respetuosos con el medio. El concepto de arquitectura sostenible ha cobrado una importancia prioritaria, en la medida en que ya no sólo se busca que los materiales utilizados en la edificación sean ecológicos y reutilizables, sino que también permitan ahorrar recursos y contribuir a la satisfacción de las necesidades de futuras generaciones, minimizando para ello el impacto en el entorno. La eficiencia energética y el calentamiento global por ello se han convertido en una preocupación general, en cuanto que repercuten en nuestro futuro medioambiental y socioeconómico.
En este sentido, en materia de construcción, el uso de materiales de fabricación que no dañen el entorno, en cuya elaboración no se consuma demasiada energía, sean fácilmente reciclables y procedan, en la medida de lo posible, de materiales reciclados, es una de las claves para contribuir a una arquitectura responsable. Asimismo, otra de las medidas más inmediatas para reducir el despilfarro energético consiste en instalar un aislamiento térmico adecuado en los edificios, que evite que se pierda parte de la energía consumida en la climatización (calefacción y refrigeración). El poliestireno expandido (EPS) es un ejemplo de material que da respuesta a estas necesidades, que además contribuye a la generación de beneficios económicos y ecológicos a nivel colectivo.
Entre las propiedades del poliestireno expandido, en su aplicación en el área de la construcción, cabe destacar su alta capacidad de aislamiento térmico y su fuerte resistencia ante los distintos factores atmosféricos (lluvia, nieve, altas temperaturas…). Asimismo, dado que su fabricación requiere un bajo consumo de recursos materiales y energéticos y es reciclable, el EPS ofrece ventajas ambientales sustanciales a través del ahorro de energía y la reducción de gases de efecto invernadero. Por otra parte, la posibilidad de instalar sistemas SATE (Aislamiento Térmico por el Exterior) en las fachadas de los inmuebles, contribuye a que se mejore la resistencia a la transmisión térmica y se aporte una mayor estabilidad y durabilidad, sin por ello molestar a los usuarios, mientras se realizan las obras de rehabilitación.
Dada la importancia que está cobrando la arquitectura responsable y sus beneficios en el medioambiente y la economía, distintos organismos oficiales de ámbito autonómico, nacional y europeo están tomando acciones para fomentar la eficiencia energética y contribuir a un medioambiente sostenible. Así, recientemente la Comunidad de Madrid ha aprobado el Plan Renove de Fachadas en Viviendas (diciembre de 2011), el Ministerio de Fomento está concediendo ayudas relativas a la rehabilitación sostenible de edificios y el Colegio de Aparejadores, Arquitectos e Ingenieros de la edificación de Madrid ha creado un nuevo área de atención a los ciudadanos, para asesorarles en materia de subvenciones y ayudas para la rehabilitación eficiente de sus viviendas.
Igualmente, el pasado mes de septiembre se aprobó una nueva Ordenanza sobre Conservación, Rehabilitación y Estado Ruinoso de las Edificaciones en Madrid y el Consejo de Ministros aprobó un nuevo Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética (PAEE) para el periodo 2011-2020. Todas estas regulaciones están en consonancia con el marco jurídico establecido por la Comisión Europea, mediante su Directiva de Eficiencia Energética de Edificios 2010/31/UE (Energy Eficiency Building Directive) del 19 de mayo de 2010 basada en una resolución del 2009. El objetivo que se persigue es reducir un 20% el consumo de energías primarias, como marca el Plan de Eficiencia Energética 2011 (de 8 de marzo de 2011) y la Estrategia de Energía 2020 (de 10 noviembre de 2010), ambos de ámbito europeo