El segundo cuarto arrancó con un triple de Freimanis. Y eso era una buena noticia para el Peñas. Todo lo que sea tener al letón engrasado es satisfactorio. Y a su triple se le sumó otro de Herrero. Martínez tuvo que volver a parar el partido. El Lobe campeaba con un contundente 18-33 y la fiesta seguía. El bloque de Navarro firmaba los mejores minutos de la temporada. El quinteto carburaba como un reloj, y cuando el Lobe defiende y es certero en el lanzamiento pararlo es muy difícil.
Con una diferencia de +22 para el Lobe comenzó la segunda parte. La reanudación fue un dejarse llevar, porque no había historia. El 42-69 a 5,50 del final de este cuarto era reflejo de la brutal superioridad sobre el parquet de un Peñas con un rival roto a su antojo. El Tenerife se la jugó al tiro desde el exterior y el Peñas a lo suyo. A firmar otro cuarto espectacular.
Simplemente, lo bordaba.
Los últimos diez minutos sirvieron para que el Isla de Tenerife siguiera sangrando por la herida y para que los de Navarro continuaran metiendo pagamento al bloque, para que crezcan en su fe, en esa idea de que cuando están todos a una y sin fisuras son muy, muy buenos y para conseguir su tercera victoria. Al final, un triunfo para enmarcar en un partido que duró 20 minutos.